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BAX y Bitcoin: ¿qué nos diferencia?

Cuando se habla de monedas complementarias o electrónicas, la mente de muchos corre inmediatamente hacia el bitcoin. En su autodefinición oficial, Bitcoin se presenta como «la primera red descentralizada de pagos entre pares». Una herramienta que funciona sin intermediarios directos y sin el control de ninguna autoridad central, gestionada por una serie de acuerdos entre los participantes, estructurados a través de un código, desarrollado abiertamente por una comunidad distribuida.

Wikipedia define el bitcoin como una moneda criptográfica y un sistema de pago global creado en 2009 por un inventor anónimo, conocido por el seudónimo de Satoshi Nakamoto, que desarrolló una idea que presentó en Internet a finales de 2008. […] El bitcoin no está clasificado como una moneda, sino como un medio de intercambio altamente volátil según los expertos financieros.

A diferencia de la mayoría de las monedas tradicionales, el bitcoin no utiliza un organismo central ni sofisticados mecanismos financieros; el valor se determina únicamente por el apalancamiento de la oferta y la demanda: utiliza una base de datos distribuida entre los nodos de la red que rastrea las transacciones, pero explota la criptografía para gestionar aspectos funcionales, como la generación de nuevo dinero y la atribución de la propiedad de los bitcoins.

Veamos la primera diferencia significativa con el BAX.

El bitcoin no tiene una relación de equivalencia con el dólar o con otra moneda oficial, sino que es un instrumento cuyo valor es variable y, por tanto, muy adecuado para la especulación financiera. Por ejemplo, puedo comprar bitcoins en dólares y quizás venderlos en euros, llevándome el 5% del arbitraje entre la entrada y la salida. O puedo utilizar el bitcoin para comprar en deuda, hacer apuestas contra acciones u otras criptomonedas (de modo que obtengo un beneficio si alguien pierde). Algunos incluso «prestan» bitcoins con intereses. Todo lo cual, afortunadamente, no se puede hacer con BAX.

Además, desde Wikipedia, descubrimos que La red Bitcoin permite la tenencia y transferencia anónima de bitcoins. […] La estructura peer-to-peer de la red Bitcoin y la ausencia de un organismo central hacen imposible que ninguna autoridad, gubernamental o no, pueda bloquear las transferencias, incautar bitcoins sin la posesión de las claves correspondientes o devaluarlos por la introducción de nueva moneda.

Y aquí viene una segunda diferencia fundamental.

Mientras que si uso BAX, cada una de mis transacciones es rastreada, usando bitcoins puedo comprar armas, drogas o cualquier otro producto ilegal de forma anónima. Además, si, por un lado, lo primero es fácilmente rastreable por las autoridades fiscales, lo segundo puede permitir a un atacante evadirlas.

Los fundadores de BAX señalan que Bitcoin se basa en una concepción de la moneda como objeto, con una emisión programada en el tiempo y establecida a priori y con una masa monetaria fija:

Es un sistema de dinero en efectivo, sin una nación detrás, sin riesgo de crédito, ¡pero con todos los límites que se derivan de las elecciones que se han hecho! Bitcoin es una moneda objeto, BAX es una moneda información. La primera carece de una administración central principal; en cambio, operamos en el mundo real y, por tanto, respondemos ante una entidad legal, lo que permite rendir cuentas y confiar. En el sector de las criptomonedas se repite a menudo «No confíes, verifica», pero ¿cuántos saben realmente cómo verificar?

CONCLUSIÓN: Son cosas diferentes. Nosotros nacemos con un espíritu diferente, un enfoque distinto de la realidad. Nuestro objetivo en sí mismo es muy ambicioso: el bitcoin quiere sustituir al dólar. Pero si su enemigo es el dólar, ¿por qué han creado un instrumento convertible en esa misma moneda?

La pesadilla del crédito empresarial

crédito empresarial

Cuando tenemos una necesidad impostergable en nuestra organización, debemos hacer frente a una obligación, reparar o reponer algún equipo costoso o, simplemente, queremos crecer o reinvertir, pero nos encontramos en una situación de falta de liquidez, donde lo que tenemos disponible es para hacer frente a nuestras obligaciones más inmediatas, surge al parecer, como única alternativa posible, solicitar un crédito ante una institución financiera. Respiramos profundo, nos persignamos (si somos católicos y, si no, también) y nos dirigimos a una agencia bancaria cercana, más llenos de temores que de esperanzas. Así suele comenzar lo que para muchos es una auténtica pesadilla.

El embrollo de los créditos

En relación con las solicitudes de créditos para empresas, ante instituciones bancarias, se generan problemas de diversa índole. En principio, con todos los trámites que hay que realizar y los requisitos que hay que consignar; aunque de acuerdo con las informaciones que brinda cualquier página de una banca, se podría pensar que este será un proceso amigable. No hay dudas de que se trata de empresas serias; pero, como tienen que también responder a una directiva y a una junta de accionistas, respaldarse ante cada desembolso, garantizar el retorno, asegurar una ganancia, el proceso de solicitud y aprobación de crédito se convierte en un maratón a través de un estrecho callejón.

En segundo lugar, está el problema del tiempo: nuestras necesidades son perentorias, impostergables, ya que guardan relación con nuestros procesos de producción o representan verdaderas oportunidades que no podemos dejar pasar; por contrapartida, todo en el proceso de solicitud de aprobación de un crédito parece estar hecho para retrasar lo más posible los trámites, por asuntos que en verdad pueden resultar a la larga insignificantes. Pero, ¿qué hacer? La burocracia, pública o privada, es así; siempre ha sido así. Si nos enfrentamos a ella, sabemos lo que nos espera.

Una vez aprobado el crédito, cuando esto ocurre, cuando al fin esto ocurre, el problema adicional viene luego al descubrir que hemos corrido en parte la arruga, es decir, resolvimos un problema inmediato; pero a veces nos damos cuenta de que, cuando hay que pagar una cuota, nuestra liquidez se vuelve a afectar y comenzamos a hacer como el malabarista en la cuerda floja que arroja hacia arriba las bolas, los pines y los platos.

Otras alternativas de crédito y financiamiento

Pero, si no son los créditos bancarios, entonces, ¿qué podemos hacer?, aparte de no halarnos los cabellos y tratar de permanecer en calma y no caer en manos de una persona particular, que puede pedirnos el alma de la empresa a cambio del dinero que necesitamos para hacer frente a nuestras obligaciones, comprar los equipos, repararlos, reinvertir, pagar esa mercancía que está por ingresar… En fin.

Hoy día existen varias alternativas de crédito y financiamiento para empresas, que no son las de la banca tradicional. Están, por ejemplo, los préstamos entre particulares y empresas, que son los llamados peer-to-business lending, p2b Lending o también crowdlending, donde una comunidad de prestamistas (pueden ser particulares o empresas) financian a Pymes, a través de préstamos o créditos; claro que tales prestamistas invierten su capital a cambio de una ganancia, que está constituida, en este caso, por el interés del crédito.

La ventaja, desde el punto de vista del solicitante, es que los trámites pueden ser menos engorrosos y el proceso menos lento. Desde el punto de vista del prestamista, la plataforma es la intermediaria que puede garantizar el retorno de su inversión. En ambos casos, la plataforma regula, evitando la usura.

Otras alternativas para no perder la liquidez

Cuando acudimos a una institución bancaria a solicitar un crédito para poder responder a una situación por nuestra falta de liquidez, estamos haciendo lo que a menudo el ser humano hace al enfrentar un problema: atacando la consecuencia (perdida de liquidez o necesidad de dinero) y no la causa (qué es lo que hace que no tengamos liquidez). Si prestamos atención a esto y nos enfocamos, nos alineamos en una estrategia que apunte a evitar pérdida de liquidez, veremos que no es necesario caer en todos estos problemas de los que hablamos al inicio.

Entonces, lo principal en lo que hay que pensar en realidad es esto: ¿cómo evito la pérdida de liquidez? Hoy día, existen diversas alternativas también para ello, no solo para solicitar un crédito, sino incluso para no tener que solicitarlo. Se trata de plataformas de comunidades de empresas, como las Marketplace de comercio electrónico empresarial, donde las afiliadas pueden hacer transacciones, intercambiando, por ejemplo, bienes, productos y servicios, sin gastar su dinero, esto es, sin afectar su liquidez.

Henry Ford dijo en una ocasión que no importa dónde te metas, tarde o temprano serás deudor o acreedor de alguien. Pero, con este tipo de plataformas marketplace, al parecer comprometerse con un crédito, en los términos tradicionales, no tiene por qué ser una pesadilla inevitable.

Fintech: tecnología financiera del mañana

Cuando hablamos de finanzas, en líneas generales, nos referimos a temas como optimización de flujos de dinero, caja, financiación, inversiones, cobros, balanza de pagos, liquidez, entre otros que han ido surgiendo, con la entrada de las nuevas tecnologías al mundo empresarial, las cuales han otorgado diversas herramientas para la gestión financiera.

Aunque hoy día esos siguen siendo temas importantes, desde el punto de vista de la gestión financiera, sobre todo en el caso de nuevos modelos de empresas emergentes (startups), la atención parece estar enfocada en otros aspectos más allá de las preguntas tradicionales: ¿cuál es la mejor opción para invertir?, ¿es rentable esta inversión?, ¿tenemos liquidez?, ¿estamos bien financieramente? La pregunta ahora es: ¿tenemos la tecnología financiera que requerimos?

Qué son startups

Las startups son una son formas de organización empresarial emergente, que puede experimentar un fuerte y rápido crecimiento, gracias a que introducen una innovación, la cual suele estar basada en software o desarrollo y aplicación de NTIC; aunque esto último no es una condición indispensable, la mayoría de esas organizaciones empresariales que llamamos startups están relacionadas con la parte informática.

Muchas de estas grandes empresas y corporaciones, cuyos nombres relacionamos con las nuevas tecnologías, nacieron en cierto modo como startups: Facebook, Google, Instagram, la misma Microsoft. ¿Qué tienen ellas en común entre sí y con las demás startups? Veamos sus características:

  • Son totalmente innovadoras, crean una fórmula nueva para hacer algo, incluso algo que no existía.
  • Comienzan con un equipo de trabajo que son a la vez sus propios jefes; o sea, su organigrama es completamente horizontal.
  • La inversión inicial es mínima y por lo general la hacen los mismos trabajadores, dueños de la idea.
  • Los costes de funcionamiento son bajos; no es extraño que comiencen en un garaje. En algunos casos, ni siquiera están físicamente juntos los trabajadores: cada uno puede hacer su labor de manera remota.
  • Usan intensivamente las TIC, dependen de estas.
  • Su éxito se basa en el descubrimiento y explotación de un nicho de mercado de gran potencial.

Startups y finanzas

De acuerdo con todo esto que acabamos de ver, una startups evidentemente no es la típica empresa que comenzamos con una inversión inicial, suscribiendo un capital, definiendo el valor de las acciones o de las cuotas de participación. Aquí suele suceder todo un poco al revés.

Del mismo modo, éxito de las startups no se mide financieramente, sino en términos de potencialidad e impacto (p. ej. usuarios activos). Sin embargo, startups ser es solo una fase: muchas (se estima que entre el 80 y 90%) fenecen; las que sobreviven, se convierten en otra clase de organizaciones, que es cuando encuentran una financiación externa, los llamados business angels.

Finance + Technology = Fintech

En este contexto tan tecnologizado, no solo de redes sociales viven las startups. También de finanzas. En un sentido amplio, el término fintech abarca toda aquella actividad en la que se aplican las nuevas tecnologías a actividades financieras y de inversión, sea cual sea el área.​ Fintech, en suma, abarca nuevas aplicaciones para las finanzas, asesorías en cuanto a procesos, nuevos productos financieros y nuevos modelos de negocios en servicios financieros, todos puestos a disposición del usuario o de las empresas a través de la Red.

Generalmente son startups, conformadas por profesionales expertos tanto en finanzas como en nuevas tecnologías, las que ofrecen estas herramientas tecnológicas financieras, que pueden ser tanto productos como servicios, brindando ayuda en relación con el manejo del dinero u ofreciendo oportunidades de inversión. De esta manera, las fintech ofrecen algunas herramientas que ya proporcionan los bancos tradicionales en sus plataformas online, pero otras no; en tal sentido, están abriendo nuevos horizontes y alternativas.

Qué ofrecen las fintech

Los productos, servicios y herramientas que proporcionan las fintech abarcan distintas ramas de la actividad financiera. Entre estos se pueden mencionar:

  • Financiación para empresas emergentes y Pymes.
  • Préstamos personales y para empresas.
  • Préstamos entre empresas.
  • Asesoramiento para inversiones.
  • Plataforma de inversión (a modo de bolsa de valores)
  • Fondos de pensiones, de retiro, de ahorro para estudiantes.
  • Banca comunitaria.
  • Transferencias de fondos.
  • Pagos y cobros a través de banca electrónica.
  • Cambio de divisas.
  • Envíos de remesas.
  • Monedas virtuales, compra, venta, asesorías.
  • Microcréditos, para adquisición de equipos de computación, video, telefonía…
  • Asesorías para finanzas personales.
  • Plataforma de análisis financieros.
  • Asesorías y análisis en inversión inmobiliaria.
  • Comparadores lending.
  • Crowdlending: financiamiento a proyectos a través de grupos de inversión.
  • Crowdfunding (micromecenazgo): red de financiamiento para donaciones económicas de forma altruista, con posibilidades de exención de impuestos para los donantes. Se financian principalmente proyectos artísticos (obras, películas), pero también de interés social (escuelas, albergues), deportivos, entre otros.
  • Financiamiento de Capital para empresas.
  • Domiciliación de Pagos
  • Plataformas de Pago
  • Neobanks y Challenger Banks

Por todas esas posibilidades que ofrecen, adaptadas a las necesidades de cada usuario y empresa, las fintech son la tecnología financiera del futuro, pero ya disponibles en el presente.

¿Es posible una economía sin dinero?

Economía síin dinero

De entrada podemos afirmar que esta interrogante la podemos convertir fácilmente en una afirmación y decir que sí, es posible o ha sido posible una economía sin dinero. De hecho, el dinero es una invención relativamente reciente, mucho más reciente que la sociedad, la civilización o la economía, ya que las primeras sociedades humanas se organizaron hace decenas de miles de años y las primeras civilizaciones se establecieron hace por los menos 10.000.

Y de algún modo, estas sociedades y civilizaciones debían tener un modo de organización de sus valores de uso y sus valores de cambio, una racionalización de sus recursos para satisfacer de un modo sostenible sus necesidades, entre otras cosas; y eso es economía. Pero, vayamos por parte y comencemos desde el principio, reflexionando en torno a cómo y por qué surge el dinero, para entender su importancia, que sí la tiene, aunque no sea totalmente indispensable, como veremos luego.

El nacimiento del dinero

Se atribuye a Giges, rey de Lidia el haber acuñado la primera moneda, hecho que ocurrió hacia el año 620 a.C. Posteriormente, en el siglo III de nuestra era, el emperador romano Diocleciano es uno de los primeros en tratar de establecer una política monetaria en la que se fijara adecuadamente el valor del sestercio, con la intención de estabilizar la misma, debido a que aún dentro del Imperio se habían acuñado y circulaba tal diversidad de monedas,  que su valor se había devaluado mucho; claro que detrás de esta medida estaba la necesidad de tratar cubrir un déficit fiscal, en cuanto al funcionamiento del aparato público en general y del ejército en particular.

Luego, a pesar de la existencia de monedas, durante la edad media y el renacimiento, los artesanos, sobre todo dentro de un mismo gremio, a menudo intercambian mercaderías o mano de obra, para facilitar las transacciones, sobre todo por el hecho de que no había una moneda fija y los cambistas debían intervenir, tomando a menudo un porcentaje de las ganancias para sí. Claro, al momento de vender sus mercancías al público en general, las operaciones se tenían que hacer con moneda local, emitida dentro del reino o burgo.

No es sino hasta el siglo XIX cuando se establece la fijación del llamado patrón oro, para evitar precisamente conflictos en cuanto al valor de una moneda y otro. Y, finalmente, con el acuerdo de Breton Woods, en 1944, se establece el dólar como patrón de referencia. Esto quiere decir que durante muchos siglos hubo economía sin moneda, sin una moneda fija y/o sin un patrón de referencia claramente establecido. Pero, seguía habiendo comercio e industria.

¿Y cuál es el problema con el dinero?

El dinero ha venido a facilitar las transacciones comerciales, en la medida que simplifica las operaciones mentales que tendríamos que hacer para saber cuántos fardos de lana equivalen a un buey o cuántos bueyes equivalen a un fardo de lana. En el supuesto de que unos y otros estuvieran interesados en los bueyes o en la lana. Teniendo el dinero, se evitan así conflictos de varios tipos: operaciones engorrosas, que el vendedor no esté interesado en la mercancía que ofrece a cambio el comprador. El dinero es un valor de cambio casi absoluto.

Ahora bien, el principal bemol de una economía basada en el dinero es que las organizaciones a menudo necesitan del mismo para poder realizar inversiones y operaciones, y lo necesitan de inmediato; más bien, necesitan aquello que el dinero puede comprar, como tuberías para una caldera; pero no lo poseen y, por lo tanto, tienen que detener sus procesos hasta que puedan resolver sus problemas de liquidez, convertir mercaderías en dinero, peor aún, solicitar préstamos, y así volver a iniciar las operaciones fabriles. Toda una pérdida de tiempo.

El problema real con el dinero, para el ciudadano común y para las empresas, incluso para los gobiernos, se llama entonces liquidez, que es en teoría la capacidad para hacer frente a las obligaciones financieras, a la vez que la cualidad de los bienes para ser convertidos en dinero efectivo de manera inmediata sin pérdida de valor; lo que también significa sin pérdida de tiempo, porque una cosa afecta la otra. Combinando ambas ideas, la liquidez para una empresa sería su capacidad para convertir rápidamente activos en efectivo. De ello depende a menudo su supervivencia. Aunque no tendría por qué ser necesariamente así.

Economía sin dinero

En estos momentos tal vez usted necesita salir a comprar algo de pan; pero no tiene efectivo en su cuenta de banco. ¿Qué hacer? Puede vender el vehículo, pero sería demasiado dinero el que le quedaría después de comprar el pan; además, se quedaría sin un vehículo que tal vez va a necesitar. Por último, el proceso de vender el vehículo puede no ser tan rápido como para satisfacer su perentoria e impostergable necesidad de comer. Pero, si resulta que el panadero tiene problemas con el transporte y usted puede ayudar a solucionarlos, tal vez él no tenga que buscar efectivo para paga un taxi y usted tampoco para comprar el pan.

Esto es un modo simplificado de explicar el asunto, pero sabemos que en nuestra sociedad la economía es más compleja: por un lado está el hecho de que no solo de pan vive el hombre, es decir, usted también tiene que comprar leche, quesos, huevos, jamón; y el panadero necesita, aparte de transporte, insumos, equipos, pagar sueldos, impuestos… Además, no solo están ustedes dos en este universo: hay cientos, miles, millones de personas, con diversas y variadas necesidades, y ponerse de acuerdo entre todos puede no ser algo fácil.

¿O sí? ¿Puede haber una manera de simplificar un poco todo este asunto para poder mantenernos sin problemas de liquidez, incluso si no tenemos tal liquidez? Claro que lo hay. Para eso son las nuevas tecnologías. Si podemos entrar en una plataforma para encontrar un alma gemela, ¿cómo no vamos a encontrar a alguien que necesite unos libros (que sí tengo) y que me proporcione una llave de tuberías (que necesito)? Es así en las llamadas plataformas de Marketplace, donde se establecen interacciones comerciales B2B (entre empresas), para intercambios de bienes, productos y servicios, sin afectar su liquidez.

Conclusión

Se aclara que en estas líneas hemos querido reflexionar un poco sobre lo que sucede en una economía sin dinero en lo absoluto aunque esto no significa “sin dinero en efectivo”, que es un fenómeno habitual hoy día, con los pagos electrónicos. En todas las formas de pago electrónico sigue habiendo un medio de pago con un patrón único o unificado, incluso si se trata de moneda electrónica, y sigue existiendo el problema de la liquidez. O sea, no se elimina del todo el problema, solo se mete el polvo debajo de la alfombra.

Ahora bien, tenemos también que mantener la perspectiva, porque una cosa es una economía sin dinero en sociedades menos complejas, como las tribales, y otra en las circunstancias actuales. Para matizar un poco la afirmación del inicio, quizás no sea posible una economía totalmente sin dinero, pero sí es posible simplificar algunos procesos, evitando la pérdida de liquidez, para concentrar los esfuerzos financieros de las organizaciones en la inversión-reinversión.

Gracias a sistemas como las llamadas plataformas Marketplace B2B, las cuales simplifican los procesos de flujo de información, ahorrando tiempo; sobre todo, su mayor ventaja es que las empresas consiguen mucho de lo que necesitan sin afectar su liquidez

BAX: la financiación empresarial que necesitas para tu negocio

Fintech: tecnología financiera del mañana

¿Sabías que actualmente está en auge el intercambio comercial entre empresas? BAX se ha sumado a esta importante iniciativa, ya que nuestra empresa cree firmemente en que esta es una excelente forma de fomentar la economía en cualquier país.

¿Qué es BAX?

Somos una importante plataforma que funciona como red de negocios a fin de darte la oportunidad de comprar y pagar con productos y servicios. Nos esforzamos por promover el canje empresarial, al que también se le conoce como Barter.

Si no sabes mucho al respecto sobre este método de pago intuitivo te lo explicamos a continuación. Es vital que recuerdes que si tienes Pymes o una empresa que cuenta con pocas posibilidades de financiación de operaciones, nosotros somos lo que necesitas.

¿Qué es Barter?

Puede definirse como una nueva modalidad que se basa en el comercio de compensación. Esto quiere decir que el importador y el exportador intercambian los bienes que poseen sin necesidad de movilizar ningún tipo de fondos, lo que te permite invertir tu dinero de otra manera.

Claro está, se trata de un negocio formal en el que se lleva a cabo un contrato. En este se especifica claramente la calidad y cantidad de los bienes que se intercambian, sin valorarlos de forma monetaria. De este modo se lleva a cabo el trueque para dar satisfacción a ambas partes.

¿Por qué BAX es lo que necesitas?

Estamos a tu disposición. Nuestros servicios te ayudarán a realizar:

  • Intercambio de bienes
  • Transacciones comerciales con otras empresas
  • Recibir bienes que ayuden a tu empresa a crecer más
  • Ahorrar dinero
  • Aumentar la cantidad de clientes
  • Mejorar el flujo de tu dinero

¿Verdad que somos lo que necesitas? Notarás que en poco tiempo tu empresa se catapultará de manera extraordinaria, sin importar el tipo de sector en el que operes: tenemos para ti todo lo que necesitas.

¿Cómo funciona BAX?

Bantex es una empresa legal que funciona empleando una moneda de cambio interna. Esta es propia, lo que quiere decir que está desarrollada de forma exclusiva para empresarios locales y comerciantes.

La moneda se llama Bax. Su funcionamiento es óptimo y válido dentro de la plataforma. Ofrece la valiosa ventaja de ayudar a los empresarios a intercambiar servicios entre sí, garantizando la efectividad de facturaciones disponibles entre el 3 y el 5%. Ten la seguridad de que verás crecer tu negocio de manera única en menos de lo que esperas. ¿Te gustaría contactarnos? Déjanos tus datos y en poco un operador te atenderá.

De la economía competitiva a la economía colaborativa

De la economía competitiva a la colaborativa

Durante mucho tiempo ha prevalecido la idea de que es el más apto el que sobrevive en la naturaleza; aunque comúnmente se ha pensado también que apto significa fuerte, confundiendo ambos términos, que en realidad no son sinónimos. Del mismo modo, se ha pensado que esto que se cumple en la naturaleza se debe cumplir también en los seres humanos, en la sociedad y de un modo particular en la economía, con la competencia entre empresas. Sin embargo, estas ideas que aquí examinamos no son más que creencias que no tienen por qué tenerse como regla infalible, en el mundo natural, en el mundo empresarial y en la sociedad humana en general.

La ley del más fuerte

La tesis del más fuerte como el más apto es una generalización, o quizás tergiversación, de las teorías de Darwin y de Spencer en relación con la supervivencia de las especies y con la llamada selección natural, que sería la explicación de por qué unas se extinguen y otras no. En virtud de esto, se ha pensado que la forma más segura de sobrevivir, ya sea que se trate de países, naciones, organizaciones o individuos, es acabando con los otros que pueden ser nuestra competencia, que pueden disputarnos los recursos que necesitamos para vivir.

Así, competir, en la naturaleza o en la economía viene a ser más o menos lo mismo; significa controlar los recursos que me alimentan, pero asegurándome de que yo tenga todo lo que quiero sin importar los otros. En teoría, se piensa que las plantas compiten por la luz (aunque hay unas que viven a la sombra); que los depredadores compiten por la comida (aunque muchos cazan en grupos o en manada).

Esta idea está tan arraigada, que desde la más temprana educación se fomenta. Las calificaciones son una forma de competencia, que demuestra quién es o será el más apto y logrará triunfar, ingresar en una universidad, obtener un puesto de trabajo en una organización prestigiosa; o crear una empresa competitiva. Es decir, desde muy niños se nos enseña que tenemos que competir, porque en el mundo no hay de todo para todos y solo el más fuerte es el que sobrevive.

La competencia empresarial

En el caso de las empresas, la competencia es por el mercado, por los clientes, por asegurarse que estos compren su producto y no el de la otra empresa, que vende algo similar (competencia directa) o que cumple las mismas funciones (competencia indirecta). Luego, para asegurar su supervivencia, las empresas tienen que ser como el depredador más fuerte; incluso, si fuera el caso, llegar a despedazar al rival, para no dejarle ni un desecho de esa presa apetecible que es el mercado.

En función de esto, los teóricos de la economía y la mercadotecnia formulan teorías acerca de cómo comprender el mercado, cómo potenciar nuestras capacidades para convertirnos en el más fuerte y competitivo y acabar con los menos aptos. Hay estudios, investigaciones van y vienen, y todas refuerzan la idea de que si no te haces fuerte o competitivo en el mercado no lograrás cazar la presa y sucumbirás; serás el perdedor en la competencia y morirás de inanición, como el tigre en el desierto.

La supervivencia del más colaborativo

La pregunta es: ¿y si nos hemos estado equivocando y no son exactamente los más fuertes los que siempre sobreviven? Y es que, en verdad, ¿todas las especies compiten? Pues, la verdad sea dicha, de acuerdo con autores de la talla de Fritjof Capra, los organismos colaborativos pueden ser tan o más aptos para sobrevivir que aquellos tenidos simplemente por los más fuertes. Es el caso de lo que sucede, por ejemplo, con las bacterias; que han sobrevivido en este planeta más que los grandes depredadores, gracias a una cualidad que las distingue: las bacterias han desarrollado mecanismos para intercambiar información genética, no de una generación a otra, sino de un individuo a otro, horizontalmente; transmiten la información al que está al lado, este al que sigue y así sucesivamente.

Como resultado de esta habilidad, las bacterias del mundo tienen acceso a un banco genético común, lo cual les provee de los mecanismos de adaptación. Y por ello son las que dominan el planeta. Están en todas partes. Han estado aquí desde siempre. Estaban aquí antes que nosotros y seguirán estando. Son un modelo de eficiencia biológica, a la vez que la base de la vida más compleja, y ni siquiera tienen que competir entre ellas. Se ayudan unas a otras a sobrevivir, porque eso repercute en su beneficio. Esto es algo similar a lo que ocurre en una economía colaborativa, como veremos a continuación.

Economía colaborativa

Los términos economía colaborativa, economía de intercambio o economía compartida, suelen ser usados con frecuencia como sinónimos. Aunque no hay un acuerdo unánime en torno a lo que esta significa, no hay dudas de que, en los actuales momentos, estamos ante la presencia de un fenómeno, apuntalado por las nuevas tecnologías de la comunicación. Este fenómeno en la economía se traduce en uso de dichas tecnologías a los fines de poner información a disposición de las personas o empresas, de manera que se propicie una optimización de los recursos, a partir de la mutualización del exceso de capacidad en bienes y servicios.

Aunque también puede haber organizaciones y empresas que operan colaborativamente sin transacciones en línea, dentro de una economía colaborativa el flujo de información es fundamental, por lo que, además de los sujetos del intercambio (sea empresa-empresa o empresa-persona), la participación de sitios webs, principalmente plataformas, es clave; pero si y solo sí este sitio o plataforma no es a su vez un espacio creado con fines de lucro, porque entonces ya no se hablaría propiamente de economía colaborativa en el sentido estricto del término.

Lo fundamental en este proceso es que la economía colaborativa abarca una amplia gama de estructuras, individuos y organizaciones cuyo afán es cooperar; y aunque logran un lucro, este es el resultado de una alianza en términos ganar-ganar, antes que el competir en su más pura esencia; por lo cual no resultaría extraño que dos organizaciones, que en el mercado real serían competidoras, en una economía colaborativa establezcan una alianza para realizar una labor conjunta que les reporte beneficios a ambas.

Por otro lado, la economía cooperativa proporciona una amplia información que se traduce en más y mejor acceso a una gran variedad de ofertas de productos, bienes, servicios, incluso talento humano. Dado que la economía colaborativa es autorregulada, los individuos y empresas que participan activamente como usuarios y proveedores, prestamistas o prestatarios, se organizan en esquemas de intercambio, donde prevalecen los principio de equidad, cooperación, horizontalidad y, sobre todo,

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