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BAX y Bitcoin: ¿qué nos diferencia?

Cuando se habla de monedas complementarias o electrónicas, la mente de muchos corre inmediatamente hacia el bitcoin. En su autodefinición oficial, Bitcoin se presenta como «la primera red descentralizada de pagos entre pares». Una herramienta que funciona sin intermediarios directos y sin el control de ninguna autoridad central, gestionada por una serie de acuerdos entre los participantes, estructurados a través de un código, desarrollado abiertamente por una comunidad distribuida.

Wikipedia define el bitcoin como una moneda criptográfica y un sistema de pago global creado en 2009 por un inventor anónimo, conocido por el seudónimo de Satoshi Nakamoto, que desarrolló una idea que presentó en Internet a finales de 2008. […] El bitcoin no está clasificado como una moneda, sino como un medio de intercambio altamente volátil según los expertos financieros.

A diferencia de la mayoría de las monedas tradicionales, el bitcoin no utiliza un organismo central ni sofisticados mecanismos financieros; el valor se determina únicamente por el apalancamiento de la oferta y la demanda: utiliza una base de datos distribuida entre los nodos de la red que rastrea las transacciones, pero explota la criptografía para gestionar aspectos funcionales, como la generación de nuevo dinero y la atribución de la propiedad de los bitcoins.

Veamos la primera diferencia significativa con el BAX.

El bitcoin no tiene una relación de equivalencia con el dólar o con otra moneda oficial, sino que es un instrumento cuyo valor es variable y, por tanto, muy adecuado para la especulación financiera. Por ejemplo, puedo comprar bitcoins en dólares y quizás venderlos en euros, llevándome el 5% del arbitraje entre la entrada y la salida. O puedo utilizar el bitcoin para comprar en deuda, hacer apuestas contra acciones u otras criptomonedas (de modo que obtengo un beneficio si alguien pierde). Algunos incluso «prestan» bitcoins con intereses. Todo lo cual, afortunadamente, no se puede hacer con BAX.

Además, desde Wikipedia, descubrimos que La red Bitcoin permite la tenencia y transferencia anónima de bitcoins. […] La estructura peer-to-peer de la red Bitcoin y la ausencia de un organismo central hacen imposible que ninguna autoridad, gubernamental o no, pueda bloquear las transferencias, incautar bitcoins sin la posesión de las claves correspondientes o devaluarlos por la introducción de nueva moneda.

Y aquí viene una segunda diferencia fundamental.

Mientras que si uso BAX, cada una de mis transacciones es rastreada, usando bitcoins puedo comprar armas, drogas o cualquier otro producto ilegal de forma anónima. Además, si, por un lado, lo primero es fácilmente rastreable por las autoridades fiscales, lo segundo puede permitir a un atacante evadirlas.

Los fundadores de BAX señalan que Bitcoin se basa en una concepción de la moneda como objeto, con una emisión programada en el tiempo y establecida a priori y con una masa monetaria fija:

Es un sistema de dinero en efectivo, sin una nación detrás, sin riesgo de crédito, ¡pero con todos los límites que se derivan de las elecciones que se han hecho! Bitcoin es una moneda objeto, BAX es una moneda información. La primera carece de una administración central principal; en cambio, operamos en el mundo real y, por tanto, respondemos ante una entidad legal, lo que permite rendir cuentas y confiar. En el sector de las criptomonedas se repite a menudo «No confíes, verifica», pero ¿cuántos saben realmente cómo verificar?

CONCLUSIÓN: Son cosas diferentes. Nosotros nacemos con un espíritu diferente, un enfoque distinto de la realidad. Nuestro objetivo en sí mismo es muy ambicioso: el bitcoin quiere sustituir al dólar. Pero si su enemigo es el dólar, ¿por qué han creado un instrumento convertible en esa misma moneda?

¿Es posible una economía sin dinero?

Economía síin dinero

De entrada podemos afirmar que esta interrogante la podemos convertir fácilmente en una afirmación y decir que sí, es posible o ha sido posible una economía sin dinero. De hecho, el dinero es una invención relativamente reciente, mucho más reciente que la sociedad, la civilización o la economía, ya que las primeras sociedades humanas se organizaron hace decenas de miles de años y las primeras civilizaciones se establecieron hace por los menos 10.000.

Y de algún modo, estas sociedades y civilizaciones debían tener un modo de organización de sus valores de uso y sus valores de cambio, una racionalización de sus recursos para satisfacer de un modo sostenible sus necesidades, entre otras cosas; y eso es economía. Pero, vayamos por parte y comencemos desde el principio, reflexionando en torno a cómo y por qué surge el dinero, para entender su importancia, que sí la tiene, aunque no sea totalmente indispensable, como veremos luego.

El nacimiento del dinero

Se atribuye a Giges, rey de Lidia el haber acuñado la primera moneda, hecho que ocurrió hacia el año 620 a.C. Posteriormente, en el siglo III de nuestra era, el emperador romano Diocleciano es uno de los primeros en tratar de establecer una política monetaria en la que se fijara adecuadamente el valor del sestercio, con la intención de estabilizar la misma, debido a que aún dentro del Imperio se habían acuñado y circulaba tal diversidad de monedas,  que su valor se había devaluado mucho; claro que detrás de esta medida estaba la necesidad de tratar cubrir un déficit fiscal, en cuanto al funcionamiento del aparato público en general y del ejército en particular.

Luego, a pesar de la existencia de monedas, durante la edad media y el renacimiento, los artesanos, sobre todo dentro de un mismo gremio, a menudo intercambian mercaderías o mano de obra, para facilitar las transacciones, sobre todo por el hecho de que no había una moneda fija y los cambistas debían intervenir, tomando a menudo un porcentaje de las ganancias para sí. Claro, al momento de vender sus mercancías al público en general, las operaciones se tenían que hacer con moneda local, emitida dentro del reino o burgo.

No es sino hasta el siglo XIX cuando se establece la fijación del llamado patrón oro, para evitar precisamente conflictos en cuanto al valor de una moneda y otro. Y, finalmente, con el acuerdo de Breton Woods, en 1944, se establece el dólar como patrón de referencia. Esto quiere decir que durante muchos siglos hubo economía sin moneda, sin una moneda fija y/o sin un patrón de referencia claramente establecido. Pero, seguía habiendo comercio e industria.

¿Y cuál es el problema con el dinero?

El dinero ha venido a facilitar las transacciones comerciales, en la medida que simplifica las operaciones mentales que tendríamos que hacer para saber cuántos fardos de lana equivalen a un buey o cuántos bueyes equivalen a un fardo de lana. En el supuesto de que unos y otros estuvieran interesados en los bueyes o en la lana. Teniendo el dinero, se evitan así conflictos de varios tipos: operaciones engorrosas, que el vendedor no esté interesado en la mercancía que ofrece a cambio el comprador. El dinero es un valor de cambio casi absoluto.

Ahora bien, el principal bemol de una economía basada en el dinero es que las organizaciones a menudo necesitan del mismo para poder realizar inversiones y operaciones, y lo necesitan de inmediato; más bien, necesitan aquello que el dinero puede comprar, como tuberías para una caldera; pero no lo poseen y, por lo tanto, tienen que detener sus procesos hasta que puedan resolver sus problemas de liquidez, convertir mercaderías en dinero, peor aún, solicitar préstamos, y así volver a iniciar las operaciones fabriles. Toda una pérdida de tiempo.

El problema real con el dinero, para el ciudadano común y para las empresas, incluso para los gobiernos, se llama entonces liquidez, que es en teoría la capacidad para hacer frente a las obligaciones financieras, a la vez que la cualidad de los bienes para ser convertidos en dinero efectivo de manera inmediata sin pérdida de valor; lo que también significa sin pérdida de tiempo, porque una cosa afecta la otra. Combinando ambas ideas, la liquidez para una empresa sería su capacidad para convertir rápidamente activos en efectivo. De ello depende a menudo su supervivencia. Aunque no tendría por qué ser necesariamente así.

Economía sin dinero

En estos momentos tal vez usted necesita salir a comprar algo de pan; pero no tiene efectivo en su cuenta de banco. ¿Qué hacer? Puede vender el vehículo, pero sería demasiado dinero el que le quedaría después de comprar el pan; además, se quedaría sin un vehículo que tal vez va a necesitar. Por último, el proceso de vender el vehículo puede no ser tan rápido como para satisfacer su perentoria e impostergable necesidad de comer. Pero, si resulta que el panadero tiene problemas con el transporte y usted puede ayudar a solucionarlos, tal vez él no tenga que buscar efectivo para paga un taxi y usted tampoco para comprar el pan.

Esto es un modo simplificado de explicar el asunto, pero sabemos que en nuestra sociedad la economía es más compleja: por un lado está el hecho de que no solo de pan vive el hombre, es decir, usted también tiene que comprar leche, quesos, huevos, jamón; y el panadero necesita, aparte de transporte, insumos, equipos, pagar sueldos, impuestos… Además, no solo están ustedes dos en este universo: hay cientos, miles, millones de personas, con diversas y variadas necesidades, y ponerse de acuerdo entre todos puede no ser algo fácil.

¿O sí? ¿Puede haber una manera de simplificar un poco todo este asunto para poder mantenernos sin problemas de liquidez, incluso si no tenemos tal liquidez? Claro que lo hay. Para eso son las nuevas tecnologías. Si podemos entrar en una plataforma para encontrar un alma gemela, ¿cómo no vamos a encontrar a alguien que necesite unos libros (que sí tengo) y que me proporcione una llave de tuberías (que necesito)? Es así en las llamadas plataformas de Marketplace, donde se establecen interacciones comerciales B2B (entre empresas), para intercambios de bienes, productos y servicios, sin afectar su liquidez.

Conclusión

Se aclara que en estas líneas hemos querido reflexionar un poco sobre lo que sucede en una economía sin dinero en lo absoluto aunque esto no significa “sin dinero en efectivo”, que es un fenómeno habitual hoy día, con los pagos electrónicos. En todas las formas de pago electrónico sigue habiendo un medio de pago con un patrón único o unificado, incluso si se trata de moneda electrónica, y sigue existiendo el problema de la liquidez. O sea, no se elimina del todo el problema, solo se mete el polvo debajo de la alfombra.

Ahora bien, tenemos también que mantener la perspectiva, porque una cosa es una economía sin dinero en sociedades menos complejas, como las tribales, y otra en las circunstancias actuales. Para matizar un poco la afirmación del inicio, quizás no sea posible una economía totalmente sin dinero, pero sí es posible simplificar algunos procesos, evitando la pérdida de liquidez, para concentrar los esfuerzos financieros de las organizaciones en la inversión-reinversión.

Gracias a sistemas como las llamadas plataformas Marketplace B2B, las cuales simplifican los procesos de flujo de información, ahorrando tiempo; sobre todo, su mayor ventaja es que las empresas consiguen mucho de lo que necesitan sin afectar su liquidez

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